29 de septiembre. Las denuncias de comportamientos antisociales entre turistas parecen cotidianas, pero la llegada de las cámaras de los teléfonos inteligentes y las redes sociales significa que incidentes que antes podían olvidarse rápidamente ahora pueden captarse con una cámara y compartirse miles de veces en Internet. Llamar la atención sobre el problema puede normalizar los comportamientos abusivos o hacer que algunos viajeros ya estén buscando problemas antes de empezar su viaje.
Por si fuera poco, Simple Flying señala que el «fuerte aumento de pasajeros problemáticos durante la pandemia» vino acompañado de más agresiones. La pandemia, y el «entorno geopolítico polarizado» que la rodeó, tuvieron un «efecto único en la salud mental de los pasajeros», lo que, se argumenta, «preparó a muchos pasajeros para el conflicto» y condujo a «más incidentes perturbadores en la cabina y en tierra».
Un enfoque unificado del sector se considera el primer paso. Una de las dificultades a la hora de tratar con pasajeros problemáticos es que los vuelos son globales y los pasajeros son de nacionalidades muy variadas, lo que significa que las autoridades no siempre tienen derecho a llevar los casos ante los tribunales.
El alto grado de colaboración, por ejemplo, permitió a un vuelo de Easyjet de Liverpool a Tenerife Sur, a principios de este año, hacer frente con eficacia a un grupo de unos 12 pasajeros que empezaron a perturbar el orden. Se puso en marcha un procedimiento de aterrizaje rápido para mitigar cualquier retraso en tierra y la policía subió al avión antes de que desembarcaran los pasajeros.
Para facilitar respuestas igualmente eficaces en el futuro, la IATA apoya el Protocolo de Montreal 2014 (MP14) de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Los signatarios acuerdan conceder la jurisdicción pertinente para que las autoridades puedan abordar el problema de los pasajeros problemáticos a través de vías legales.
Fuente: Travel to Tomorrow
